La
consulta bien intencionada de aquellos Magos que llegaron de Oriente al rey fue
el detonante del espectáculo dantesco que organizó la crueldad aberrante de
Herodes a raíz del nacimiento de Jesús.
Habían
perdido el brillo celeste que les guiaba, llegó la desorientación, no sabían
por donde andaban, temieron no llegar a la meta del arduo viaje emprendido
tiempo atrás y decidieron quemar el último cartucho antes de dar la vuelta a su
patria entre el ridículo y el fracaso.
Se Conmemora: 28 de Diciembre |
Los
niños que no sobrepasen dos años en toda la comarca morirán. Hay que durar en
el poder. El baño de sangre es un simple asunto administrativo, aunque cuando
pase un tiempo falten hombres para la siembra, sean escasos los brazos para
segar y no haya novios para las muchachas casaderas; hoy sólo será un dolor
pasajero para las familias sin nombre, sin fuerza, sin armas y sin voz. Unas
víctimas ya habían iniciado sus correteos, y balbuceaban las primeras palabras;
otras colgaban todavía del pecho de sus madres. Pero para Herodes era el precio
de su tranquilidad.
Son
los Santos Inocentes. Están creciendo para Dios en su madurez eterna. Ni
siquiera tuvieron tiempo de ser tentados para exhibir méritos, pero no tocan a
menos. Están agarrados a la mano que abre la gloria. Aplicados los méritos de
Cristo sin que fuera preciso crecer para pedir el bautismo de sangre, como
tantos laudablemente hoy son bautizados en la fe de la Iglesia con agua sin
cubrir expediente personal. El Bautismo es gracia.
Entraron
en el ámbito de Cristo inconscientes, sin saberlo ni pretenderlo; como cada vez
que por odio a Dios, a la fe, hay revueltas, matanzas y guerras; en esas
circunstancias surgen mártires involuntarios, que aún sin saberlo, mueren
revestidos y purificados por la sangre de Cristo, haciéndose compañeros suyos
en el martirio; y no se les negará el premio sólo porque ellos mismo, uno a
uno, no pudieran pedirlo. En este caso es el sagrado azar providente de caer
por causa de Cristo, porque la mejor gloria que el hombre puede dar a Dios es
muriendo.
Ya
el mismo Jeremías dejó dicho y escrito que "de la boca de los que no saben
hablar sacaste alabanza".
Hoy
los mayores también hacen bromas en recuerdo del modo de ser juguetón y alegre
de aquellos bebés que no tuvieron tiempo de hacerlas; es buena ocasión de hacer
agradable la vida a los demás, con admiración y sorpresa, en desagravio del mal
que provocó el egoísmo de aquel que tanto se fijó en lo suyo que aplastó a los
demás.
Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=716