Padre celestial: Sé que me amas y te interesas por mí. Te pido que quites de mi vida todo espíritu de opresión, que, a causa de situaciones conflictivas o traumáticas, nunca entregadas y sanadas, he cargado hasta el día de hoy. Por favor, restáurame y revísteme con el manto de alabanza y gozo.
Señor ayúdame a aceptar las vitaminas y suplementos espirituales que proceden de tu Santo Espíritu, de modo que me concedas la fortaleza necesaria para tomar la decisión de perdonarme a mí mismo y a los demás, aceptando serenamente todo lo vivido en mi historia, de esa forma, creo que podrás bendecir mi espíritu y ayudar a mi cuerpo a expulsar la preocupación, la ansiedad, la depresión. Dios Padre quita de mi vida el peso de la aflicción, y de la depresión, del mal humor y del resentimiento, de la nostalgia y de tristeza. Ayúdame a recordar tus palabras, que me animan a buscar tu sabiduría y dirección para superar todo aquello que no me permite disfrutar de mi vida.
Dame descanso y un nuevo caudal de fuerza y de gozo, conforme busco tu voluntad en mi vida.
Señor Jesús, tú dijiste que tu propósito era darnos vida en toda plenitud (Jn 10, 10), te agradezco de antemano por darme esa plenitud en mi vida. Y en tu nombre, te pido esto con acción de gracias y alabanza. Amén.
