JULIO 2015
REFLEXIÓN: Jn 20,1-2.11-18
¿Cómo encontrar al Señor?
“… El primer día de la semana va María Magdalena
de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada
del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo
a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos dónde le han puesto».
Estaba María junto al sepulcro, fuera, llorando. Y mientras lloraba se
inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había
estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos:
«Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi
Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de
pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién
buscas?». Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si
tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le
dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» —que quiere decir:
“Maestro”—. Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre.
Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi
Dios y vuestro Dios». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había
visto al Señor y que había dicho estas palabras…”
Hace unos días celebrábamos el día
de María Magdalena (la pecadora arrepentida), ella tuvo el privilegio de
encontrar al Señor luego de que había resucitado (don especial que otros no
tuvieron). ¿Cómo sucedió esto?.
1.- María Magdalena volvió al lugar: Fue María al lugar en donde había sido
enterrado el Señor, es decir volvió al lugar de muerte, de oscuridad (dice el
texto “… cuando todavía estaba oscuro). Al lugar donde la esperanza ya se había
desvanecido.
2.- María Magdalena permaneció allí: Ella permaneció allí por más que todas
las evidencias mostraban que no había “nadie”. Ella con su dolor no dejó de
permanecer allí, es decir tuvo constancia. Su dolor no fue más grande que la
esperanza que tenía en su vida de poder ver al Señor.
3.- Está confundida “..Pensando que era el encargado del huerto” no dejó
perturbarse por eso y sigue buscando.
4.- Llamada por su nombre: Descubre al Señor cuando ella puede ori que el
Señor la llama por su nombre.
5.- Ella lo confiesa como Maestro: Hace fuerte confesión de fe y lo llama
“Maestro” (no era un nombre para cualquiera) era sólo para quien algo tenía que
enseñar, que dar y dar ejemplo con su vida. Allí se transformaba en Maestro,
Maestro de vida.
6.- Ella va a dar testimonio: Es decir sale a anunciar que encontró al
Señor. No puede dejar de contar lo que vivió.
Hermano/a: Este es el camino para encontrar al Señor en los momentos más difíciles,
oscuros,de desolación, de depresión y tristeza.
Vuelve al lugar del dolor, de la herida, no todo está muerto sino que allí
hay vida (aunque esto por supuesto supone dolor muy fuerte en revivir, volver a
experimentar). Vuelves con un sentido de esperanza (nadie iría a un lugar para buscar lo que sabe que no
encontrará.
Debes de tener constancia (permanecer allí) no debes cansarte o decir “ya
no se puede hacer nada”.
Derrama lágrimas, no importa son signo de purificación y de dejar salir lo
que está adentro nuestro y nos oprime. Puede ser un momento de confusión.
Pero allí saldrá el Señor y te LLAMARÁ POR TU NOMBRE, SI TÚ LO RECONOCES
COMO “EL MAESTRO”, es decir si lo reconoces como el verdadero salvador. Señor
que ha vencido la muerte y el pecado.
El Señor que ha resucitado y te hace partícipe de su resurrección, como a
Lázaro el Señor te dice por tu nombre VEN AFUERA. Es decir sal de esa situación
y yo la redimiré. El Señor la cargará sobre sus hombros y te devolverá la
verdadera sanidad interior para que esa herida cierre definitivamente, para que
ese dolor ya no sea causa de oscuridad y de depresión.
Pero recuerda tienes que ser constante y no dejarte ganar “solo por algunas
evidencias”, el Señor está allí y te está acompañando y está iluminado esa
situación que durante años tenías “tapada, oculta”, que te engaña a ti mismo
pensando “eso ya pasó” pero en verdad seguía allí.
Repite en tu vida en este día, hoy, en esta mañana , la experiencia de
María Magdalena (de la cual el Señor había expulsado 7 demonios) como el Señor
también sacó de nuestras vidas tantas situaciones en donde nos habíamos
alejado, cometido ese terrible pecado, pero que el Señor perdonó y limpió.
Ahora sólo te falta tener ese encuentro fuerte con él en ese lugar de
muerte (donde el Señor estaba enterrado) para convertirlo en Luz, Resurrección
y vida.
Te dará esa nueva vida que necesitas sin arrastrar más culpas, traumas,
dolores, experiencias negativas.
No te quedes con todo eso sino que entrégalo al Señor, no te dejes
desanimar por los que dicen que “no es posible”.
Seas bendecido en el Señor.
Hoy, este día, es ese momento.
Bendiciones.
R. P. Jorge Domínguez S. C.